“Hace falta gente que riegue el futuro
con sangre y estrellas de liberación.
Hace falta gente que piense en los niños,
que piense en los pobres en nombre de Dios“.
Nos acercamos a la celebración del Misterio Pascual en Semana Santa y el contexto de la guerra en Ucrania, las múltiples formas de violencia estructural y delictual en nuestro continente, la conciencia de los abusos y delitos cometidos por miembros de nuestra comunidad a personas vulnerables, los desafíos de equidad de género y las nuevas luchas de poder en nuestros pueblos remecen el corazón y exigen de nosotros un espíritu atento, audaz, dispuesto, vigilante.
La canción que les quiero presentar se llama “Hace falta gente”. Se trata de una composición del año 1984 de Casimiro Irala, sacerdote jesuita de gran trayectoria en la música religiosa y fundador del Grupo OPA en Brasil. Justamente es a pedido de esta fundación, que prepara un homenaje a la composición de Pe. Casimiro, que surge la versión que he grabado recientemente, pero recreando el texto con una mirada sobre lo que estamos viviendo hoy, con nuevos rostros que hacen vibrar la urgencia de la voz de ese “Dios amante” que sigue invitando y llamando al respeto de la vida, de toda vida.
Los arreglos musicales de Luciano Valdebenito y la mezcla de Alfonso Pérez se conjugan con un video en el que vamos dejando resonar las palabras con imaginarios que no pueden dejarnos indiferentes. ¿Qué significa para ti, para mí, en el contexto concreto que vivimos, pensar en “la semilla, el fruto y la flor”; palpar la tierra con manos de virgen, vivir audazmente el martirio propio de nuestro sacerdocio bautismal?
El llamado del Señor es personal y es al mismo tiempo comunitario. Un llamado a la paz que es fruto de la justicia y que la pedimos como gracia al mismo tiempo que nos implicamos en generarla con nuestras acciones cotidianas. Aspiramos a la arquitectura de la paz verdadera al nivel de las estructuras más amplias, pero comenzamos con la artesanía de las decisiones próximas y los vínculos concretos. ¿Qué me dispone realmente a ello? ¿Cómo puedo contribuir hoy, sin demoras, de un modo “presto y diligente” como nos enseña San Ignacio (EE 92) al cumplimiento de la santísima voluntad de Dios, que es que el ser humano viva? (Cfr. San Ireneo).
Les dejo aquí el video de la canción: