الله يفتح أبواب قلب الإنسان
باحترامٍ
وورعٍ يفوق الذي يفتح به الكاهنُ بيت القربان
“Allah abre las puertas del corazón humano respetuosamente; con más piedad con la que un sacerdote abre el sagrario” (árabe). Así de reverente, con gran delicadeza, con una confianza en nosotros que asombra y una firmeza que nos despierta. Así también se nos invita desde nuestro bautismo a mirarnos unos a otros; con ese cuidado, con ese amor. Y es que al comprender que somos hijos e hijas del mismo Dios todo cambia… y de manera radical. Ya nada puede ni podrá ser lo mismo. Se desmorona el aparente poder de tantas barreras y prejuicios que, aunque sigan presentes consciente o inconscientemente entre nosotros, no son ya infranqueables ni mucho menos dirimentes de nuestra inalienable dignidad común. Toda vida es presencia y don, merece respeto y reverencia, piedad.
Podemos decir “Padre nuestro” desde diversos rincones y experiencias… ¿No es acaso para ello que Jesús ofreció la vida? Este regalo libera, provoca en nosotros un impulso profundo hacia la confianza que permite entregarnos por entero. “Toma todo lo que soy…”, decimos con Ignacio de Loyola (EE 234); “te consagro el corazón, cada rincón de mi ser”… todo. En el amor comunicativo de Dios y a Dios podemos apostar sin miedo por la solidaridad humana y el tejido creatural, por esa interrelación profunda que nos une a todos los seres en la diversidad: buscar y hallar a Dios, amarlo en todas las cosas y a todas en Él.
Estas ideas que ensambla el canto Allahu, compuesto a partir de dos temas originales del jesuita libanés Zaki Sader SJ, me han ayudado a expresar lo que para mí va significando la oración que nos dejó Jesús… y que ya he ido registrando en diversas lenguas (español, quechua, mapudungun… y ahora con la resonancia del árabe). Este canto compartido e intercultural es tremendamente valioso en muchos sentidos. Me saca de la propia zona de confort, despertando nuevas sonoridades interiores, abriéndome a otros mundos y culturas. El excelente trabajo en los arreglos de Nico Emden, productor de todo el disco Nova Omnia es de gran cuidado y belleza.
Invito a escuchar atentamente la inspiración que hay detrás de estas melodías, que apenas como un reflejo van señalando caminos de comunión y posibles encuentros humanos. Por eso termino haciendo eco desde mi humilde rincón sudamericano al canto arábico mi propia oración: “Oh Dios, que ensanchas mis deseos y mi razón con tu soplo, despierta mi esperanza, renueva mi libertad; abre mi puerta, Señor”.
Les dejo aquí el video de la canción: