Es así como nace en mi alma
(…) otra vez ese oleaje expectante,
ese pulso que anhela,
y que atina por redirigirse,
e ir a besar tu arena.
Otra vez Eduardo Meana nos sorprende con su poesía y su música, ayudándonos a expresar lo que a veces nuestro interior apenas logra balbucear. Vamos en búsqueda permanente, muchas veces a tientas y en medio de grandes incertidumbres, pero lanzados siempre al Amor que sostiene todo nuestro océano. Como decía san Agustín: “Nos hiciste, Señor, para Ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en Ti” (Confesiones I, 1). Y es que nuestra vida está en permanente movimiento, aunque a veces aparenta cierta quietud y algunas veces otros a nuestro alrededor la den por muerta.
Y, sin embargo, es justamente cuando nuestro corazón deviene oleaje que salimos de nosotros mismos hacia los otros y hacia Dios, nuestro Imán, nuestro Referente, nuestro Faro, nuestra Meta, nuestra Playa. No pocas veces la cultura que habitamos nos apaga y adormece en el consumo de sucedáneos de felicidad. ¡Que venga una y otra vez ese renacer en el espíritu!, que en medio de la monotonía de un mundo sin esperanza podamos latir cada uno en su contexto al mismo ritmo profundo del pulsar del corazón de Jesús. Él es nuestra energía de lo alto y de lo hondo, nuestro sol y nuestra luna.
Estas metáforas que desarrolla Renacimiento del oleaje son un regalo para nuestra vida espiritual. La melodía sencilla y los exquisitos arreglos de Luciano Valdebenito ayudan a reflexionar al ritmo de las olas. El master final es de Alfonso Pérez. El video nos puede ayudar a unir la música a un imaginario visual que nos regala paz y despierte a una expectación vitalizante. Les animo a compartilo con otras personas a quienes les pueda ayudar.
Les dejo aquí el video de la canción: